Eleggua

aceli Martinez te enseña Deidad Eleggua

Características

Eleguá es una deidad a la que se le asocian adjetivos como pícaro, travieso, tramposo, bromista y juguetón. Su carácter pueril permite que sus fieles lo consientan demasiado, ofrendándole todo aquello con lo que se mantiene contento a un niño.

Si bien sus avatares o caminos muestran una dicotomía entre su lado benevolente y malevolente, lo cierto es que él al igual que todos los orichas son neutrales y actúan hacia sus fieles según su manera de actuar en la vida. Este dios yoruba puede moverse tanto del lado del bien como del mal, es decir trae consigo el equilibrio del todo. Él es el portero entre ambos mundos y por ser el oricha más pequeño, es querido y consentido por todos sus hermanos. Eleguá es travieso y suele poner trampas a los humanos, pero si estos eligen seguir el camino correcto, él les abre las puertas a la felicidad, sin embargo, si deciden bifurcar su sendero, su fracaso está asegurado ya que es entonces cuando llegan a conocer el lado oscuro de esta deidad lucumí. El Todopoderoso le otorgó una tarea muy importante en la Tierra, y como argumenta Mason: “He is that part of God that represents offered choices and fateful decisions connected to them” (Òrìsà New World 12). La misión de Eleguá en este mundo es mantener la armonía y a su vez brindar a sus hijos alternativas de vida a sabiendas que cada una de ellas va a tener consecuencias positivas o negativas según sea la elección humana.

Dentro del sincretismo religioso, las semejanzas entre los santos católicos y los yorubas fueron atribuidas en un principio por los esclavos con la finalidad de mantener contentos a sus amos. Sin embargo, ellos veían representados a sus orichas en las imágenes católicas ya que, según sus creencias, las deidades yorubas pueden transmutar en otros seres. Los colores fueron un detonante para equiparar a los santos católicos con las deidades lucumíes. Con respecto a lo anterior, a Eleguá se le vincula con el Santo Niño de Atocha, así como con San Antonio de Padua. Con el primero, la analogía se encuentra en que ambos santos son niños, además de poseer una vestimenta muy similar. Los colores del vestuario del niño Eleguá se intercalan solamente entre el negro y el rojo los cuales lo representan. El significado de estas tonalidades dentro de la santería posee diferentes aseveraciones. Por un lado, el negro representa la fortaleza, sustantivo que caracteriza muy bien a este oricha. El color rojo por su parte representa la sangre y al mismo tiempo la alegría. En su conjunto, los colores de Eleguá forman diferentes dicotomías entre la vida y la muerte, o el principio y fin de las cosas. Así mismo, la afinidad de Eleguá con San Antonio de Padua se debe a que a este último se le atribuye el don de la suerte de los feligreses, mientras que el príncipe mensajero yoruba es dueño y señor de la fortuna o destino de los humanos.

Por otro lado, dentro de la numerología, a Eleguá se le representa con el número tres, su día de adoración es el lunes y su festividad es el trece de junio. Las ofrendas que se le hacen van desde el pescado, el coco, el tabaco y el aguardiente, así como toda variedad de dulces que como el niño que es, disfruta con vehemencia. De igual manera, dentro de los sacrificios llevados a cabo en las ceremonias de iniciación o de otra índole religiosa, a Eleguá se le inmolan chivos, jutías y gallos, más nunca palomas porque se dice que estas lo debilitan. Estos rituales conllevan un gran significado simbólico dentro de las creencias lucumís. Los adeptos a la santería saben que sus dioses se alimentan con sangre ya que ésta es el ashé que les permite tener vitalidad y por ende la que hace posible que sus santos los ayuden en sus necesidades.

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